lunes, 5 de julio de 2010

Lecturas recientes: Evelyn Waugh

Crónica de una cena entre amigos: un viejo compañero de la universidad sostiene que a los veinte años yo estaba fascinada por la serie Retorno a Brideshead y no hablaba de otra cosa. Yo me vengué implacable sacando a relucir su juvenil propensión a visionarias y profundísimas disquisiciones sobre si Leningrado volvería a llamarse alguna vez San Petersburgo. De lo que ambos nos acordábamos perfectamente, con gran regocijo retrospectivo, era del delirante festorro que a mi amigo se le ocurrió organizar en casa de un bondadoso pariente (lo que puede dar de sí la residencia de un notario, doy fe) y al que concurrieron todo tipo de remarcables invitados cuidadosamente seleccionados por el alegre y excéntrico anfitrión según su especial sensibilidad histórico-estética.

Entre ellos destacaban un enigmático profesor de origen ruso al que atribuíamos, fundadamente o no, la aureola de una misteriosa ascendencia de emigrados de la revolución bolchevique, así como un estudiante con bigotes dalinianos que me fue presentado con toda formalidad como caballero templario, de la orden de Malta o algo igualmente rimbombante y exótico. El memorable evento produjo momentos dignos de la película "Desayuno con Diamantes", lo que por sí mismo bastó para justificar los cinco años de carrera, en la que no aprendimos absolutamente nada o bien poca cosa.

Acabada la cena y dada buena cuenta, entre cuatro, de un par de buenas botellas de vino, mi amigo concluyó con cómica solemnidad que fuimos "una generación digna". Me pareció inapropiado contradecirle y esgrimir posibles argumentos alternativos considerando comparativamente estos tiempos, si no de cólera, de piercing y chanclas, que también incitan a ella.

Después de todo, aun sin poder afirmar que cualquier tiempo pasado fuera definitivamente mejor, no seré yo quien descarte la aciaga posibilidad de que cualquier tiempo futuro pueda llegar a ser indubitadamente peor.

Después de este encuentro nostálgico evocador del divino tesoro de juventud se imponía la relectura de Evelyn Waugh y pasar una buena temporada degustando calmadamente su melancólico humor negro, empezando con Brideshead Revisited para apurar después la contundente y ponzoñosa sobredosis de A Handful of Dust.

Para los que aprecien también la obra de Evelyn Waugh, incluyo un par de links que me han parecido interesantes.

http://http//www.catholicauthors.com/waugh.html

http://http//www.theatlantic.com/past/docs/issues/54oct/rolo.htm