viernes, 12 de marzo de 2010

La voix qui m'a tourné la tête


Descubrí al maravilloso tenor Juan Diego Flórez hace unos dos años, como consecuencia de un alocado viaje a Venecia durante la temporada de carnaval. La organización corría a cargo de unos amigos ingleses instalados desde hace años en Montecarlo, por lo que ya iba yo mentalizada para todo tipo de pruebas de valor y resistencia estoica, avisada además de que entre las actividades programadas estaba prevista la asistencia a un par de esas indescriptibles veladas musicales para turistas a las que es imprescindible acudir con indumentaria del siglo XVIII.

Aterrada ante la perspectiva de tener que recorrer toda Venecia en temporada alta para conseguir alquilar un traje, opté por buscarme la vida en e-bay con la suficiente antelación y salí dignamente del trance gracias a un eficiente sastre oriental que ofrece sus servicios en la red bajo el nombre comercial de Medieval Dressmaker y capaz de solucionar por precio razonable cualquier emergencia indumentaria que exija retroceder unos cuantos siglos.

El modelo adamascado en rosa Marie Antoinette wedding dress, disponible en tres tallas, me fue que ni pintado. Una buena peluca rematada con plumas de pavo y avestruz, un collar de perlas y un maquillaje pálido con acabado de polvo blanco suelto hicieron el resto.

En cuanto a opciones de moda masculina, el modelo Rococo Frock permite asimismo a los caballeros salir de apuros siempre y cuando se combine con calcetines de media claros o lilas. Nunca, como pude comprobar horrorizada tras inspeccionar a algunos concurrentes a tan fastuosos eventos, con calcetines blancos de algodón o de lana.

Superado el terror escénico que inicialmente se apoderó de mí, debo confesar que, una vez recibido el bautismo de fuego, podría adaptarme perfectamente a ir vestida siempre de este modo tan favorecedor, e incluso me atrevería a decir que cómodo, siempre y cuando uno no se vea obligado a utilizar transporte público.

El tema de una de las cenas a las que tuve que asistir de esta guisa era la ópera de Donizetti L’Elisir d’Amore. El esforzado tenor contratado para entretener a los desvergonzados turistas sin sentido del ridículo pasó un verdadero mal rato con la bellísima aria Una furtiva lágrima. Lo primero que hice al volver a la normalidad fue rastrear youtube para decidir cuál sería mi versión ideal de esta pieza e inmediatamente supe que mi intérprete operístico preferido a partir de ese momento iba a ser el elegantísimo tenor peruano Juan Diego Flórez. No es quizás la voz más potente pero es sin lugar a dudas la más hermosa y con más matices, para mi gusto. Y si Pavarotti le ha designado sucesor, no hay nada más que decir.

El miércoles puede admirar en directo a mi ídolo en el Liceu de Barcelona. Interpretó brillantemente el papel de Tonio en La fille du régiment, ante un público entregado.