viernes, 7 de septiembre de 2007

El verano de Lord Byron (I)


Entre mi selección de lecturas veraniegas se encontraba “El último viaje”, cuyo autor es Harold Nicolson -el diplomático británico con el que se casó Vita Sackville-West- y que se centra en el último año de la vida de Lord Byron (1823-1824) y su expedición a Grecia para promover la independencia de ese país, entonces bajo dominio turco.

Antes de leer este libro, mis conocimientos sobre la vida y obra del poeta se limitaban a una aproximación superficial a algunos de sus poemas cortos y al vago recuerdo del episodio de sus aventuras con la alocada e insoportable Lady Caroline Lamb, transplantadas al cine en una película de hace bastantes años de la que me había quedado únicamente con la idea de que Lord Byron quizás fue un libertino pero simpático y de que la descarriada dama seguramente merecía no sólo que la pusieran en evidencia sino también unos fuertes azotes.

Considerando el autor y tratándose de una publicación de Ediciones Siruela, una de mis dos especialmente preferidas (la otra es Acantilado), no tenía dudas de que la historia de la expedición a Grecia sería interesante. Lo que no sospechaba es que quedaría totalmente fascinada por la compleja personalidad de Lord Byron, que al fin me atrevería a intentar abordar sus poemas largos, como el "Don Juan", y que me pasaría las vacaciones recopilando más información sobre su vida y obra a través de biografías, selecciones de sus diarios y correspondencia y otros estudios monográficos sobre personas con él relacionadas, especialmente su esposa y su hermanastra.

En el período vital contemplado por "El último viaje", Lord Byron ya no es el joven seductor que causaba sensación literaria en los salones londinenses y cuyas aventuras galantes llegaron a provocar la intervención del príncipe regente para llamar al orden a las señoras de las familias afectadas, sino un hombre maduro y lúcido, proclive a la búsqueda del placer sensual pero también doliente y solitario, que tras varios años en el exilio provocado por el escándalo de su separación matrimonial, envuelta en rumores de incesto con su hermanastra, añora enormemente su país natal y se encuentra aburrido y cansado. Ha empezado además a perder su atractivo juvenil: le salen canas y ha engordado a pesar de su arraigada costumbre, rayando en el desarreglo bulímico, de seguir draconianas dietas de adelgazamiento. Por otra parte, viene arrastrando desde su más temprana infancia un considerable sufrimiento físico y moral causado no sólo por la limitación provocada por una cojera congénita sino también por haberse criado en un hogar que hoy en día consideraríamos totalmente “disfuncional”, con un padre ausente, mujeriego y despilfarrador, una madre profundamente desequilibrada y una cuidadora libidinosa y borracha.

Es evidente pues que la figura plana del Don Juan triunfador se desvanece en seguida para dejar paso a un personaje sumamente complejo, bajo cuyo aparente cinismo se esconde una original sentimentalidad y en cuya exaltada vida confluyen toda clase de pasiones y contradicciones junto a una permanente sensación de inadaptación y sufrimiento, lo que es agudamente descrito en la contundente primera estrofa de su poema del mismo nombre, plagado de referencias satíricas a los sucesos reales de la existencia del autor:

"I would to heaven that I were so much clay,
As I am blood, bone, marrow, passion, feeling,
Because at least the past were pass'd away."

3 comentarios:

Sámuel dijo...

Pues sí, Byron debió ser un tipo bastante complejo. Por algo Bertrand Russell le dedica un episodio en su "Historia de la Filosofía Occidental". Tras leerlo me quedé con ganas de saber más sobre el personaje, así que he encontrado muy interesante su texto.

(Bonito blog, por cierto).

Anónimo dijo...

Gracias, me alegro de que le haya interesado. He reunido bastante material sobre el personaje y no tengo todavía claro qué es lo que debió pasar realmente. Un buen itinerario es empezar por la biografía de André Maurois y después contrastarla con selecciones de cartas y diarios del poeta (lectura amena y divertida) y con los estudios del autor Malcolm Elwin sobre la esposa y la hermanastra.

Anónimo dijo...

Hola.
¿Leíste El burdel de Lord Byron de Villena?
Quizá no sea una obra demasiado rigurosa, pero recuerdo que la leí con placer hace ya algunos años.