Una playa de guijarros y multitud de pequeñas embarcaciones balanceándose suavemente en un mar grisáceo, niños jugando en las rocas, provistos de cubo, sedal y trocitos de bacon para atraer a golosos cangrejos mientras adultos vigilantes los contemplan a distancia y apuran los últimos rayos de un sol que no calienta.
En el horizonte asoma borrosamente la silueta de la ciudad de Portsmouth, a la que desde la orilla rinden patriótico saludo ondeantes banderas en cada casa, todo ello a modo de recordatorio para el incauto visitante de que este extraño enclave, bastión defensivo contra temibles armadas invencibles, guarda celosamente las esencias irreductibles del imperio británico.
En el horizonte asoma borrosamente la silueta de la ciudad de Portsmouth, a la que desde la orilla rinden patriótico saludo ondeantes banderas en cada casa, todo ello a modo de recordatorio para el incauto visitante de que este extraño enclave, bastión defensivo contra temibles armadas invencibles, guarda celosamente las esencias irreductibles del imperio británico.
2 comentarios:
Lástima que la isla de Wight esté tan cerca de la Costa pues hubiera sido ideal para un exilio espiritual.
Salud y Amistad
De todas estas islas de caracter tan decimonónico y romántico, siempre me quedaré con la isla de Rügen.
Saludos y gracias por su visita.
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