sábado, 2 de mayo de 2009

Stefan Zweig: Montaigne


Descubrí hace poco esta nueva publicación de Acantilado y me pareció la mejor manera de empezar una aproximación no traumática a los ensayos de Montaigne de los que tanto se habla últimamente.

Me sorprendió saber que fue la última de las obras de Stefan Zweig y que, de hecho, se suicidó antes de terminarla. Inmediatamente me pregunté qué tendrían estos ensayos, escritos hace tantos siglos y a cuya relectura dedicó mi admirado Zweig sus últimos días. Dice Zweig de Montaigne que “no se puede ser ni demasiado joven, ni tampoco carecer de experiencia y desengaños, para poder apreciarlo como es debido”.

Está bien, cumplo los requisitos de edad y experiencia. ¿Qué secretos me desvelará este Montaigne, tan apreciado como consejero por el ponderado Enrique IV en una época convulsa de guerras de religión? ¿Qué tendrá que decirme alguien que fue educado en latín y que eligió pasar una considerable parte de su vida recluido en una torre de su castillo del Périgord, rodeado de sus libros? Sea lo que sea, lo de la torre me parece una idea estupenda, aunque no creo que pueda seguir su ejemplo por ahora.

Y mucho me temo que tardaré algún tiempo en descubrirlo. Son siete volúmenes en francés antiguo y pródigos en citas en latín. Acabo de empezar el primero. Esto no va a ser fácil.

Visite du Chateau et de la Tour historique à Saint Michel de Montaigne

2 comentarios:

Fuensanta Niñirola dijo...

Hloa, Circe! Acabo de descubrir tu blog y te felicito por él. Creo que tenemos puntos de contacto. Stefan Zweig es uno de mis autores favoritos; Montaigne es también uno de mis filósofos favoritos y si lees sus Ensayos, con tranquilidad, pensando sobre ellos, sin prisas ni ajetreo, te sentirás muy colmada. Como si leyeras a Marco Aurelio, que también.
En fin, espero leerte a menudo. Virginia Woolf también es santo de mi devoción...Saludos!

Circe dijo...

Gracias. Pues de Stefan Zweig acabo de leer la biografía de Balzac y me ha divertido enormente. Montaigne tuve que dejarlo aparte porque requiere mucha más concentración y ando siempre un tanto errática e inconstante con esta vida frenética que creo que llevamos todos, pero volveré a intentarlo cualquier día de estos.
Sí he leído a Marco Aurelio y, también algo de Epicteto y me gustaron mucho, pero creo que es conveniente mezclarlos, de vez en cuando, no siempre, con un punto de Groucho Marx... por si acaso, que no me fío yo nada de los filósofos, aunque sean estoicos.